He estado escribiendo durante mucho tiempo y deseando compartirlo con el mundo. A veces el miedo se apodera de mí, pero he decidido enfrentarlo y seguir adelante. Cada señal que he recibido me ha impulsado a continuar.
La magia de escribir radica en que, cuando lo lees tiempo después, te encuentras con una versión diferente de ti misma. Es hermoso ver cómo has crecido, cómo pensabas en ese momento y cómo te sentías.
Esta semana me encontré con un libro y, justo al abrirlo, la página en la que se desplegó presentaba un ejercicio en el que se preguntaba: ¿Qué te gustaría hacer/lograr? Mi respuesta fue que deseaba viajar por el mundo y también tener un blog de estilo de vida, donde pudiera compartir lo mejor y no tan bueno (¡ja, ja!) de mi día, como un diario. En ese instante, experimenté un sentimiento que no supe si era nostalgia o felicidad, pero sin duda, era felicidad. Mi yo de hace cinco años, cuando escribí eso, no podía imaginar que lo habría logrado en el presente (aunque todavía me falta recorrer el mundo entero, ¡ja, ja!). Pero al menos, "ya brinqué el charco" como decimos en México. He estado en otros dos continentes y, desde que me mudé a Tulum hace un año, escribir se ha convertido en un hábito para mí. Ya sea que relate mi día, mis pensamientos o mis planes, lo hago con amor y me encanta.
Poco a poco, creo que daré forma a este espacio para compartir todo lo que llegue a mi vida.
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